Hoy en un ataque de nostalgia, que provoca la soledad, desde “mi
pueblo”, me he acordado que alguna vez, en illo tempore, Joaquín Sabina también
cantaba y tenía voz para soportar un concierto él solito, sin grandes
abalorios y acompañado de su inseparable
Pancho Varona y Viceversa, en esta canción está el Sabina más auténtico, el que
nos gustaba a nuestra generación.
Para todas las “princesas” de nuestras vidas, para las que estuvieron, y
las que vendrán pues mientras existan, existirán nuestras vidas
e ilusiones.
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