A
partir de 1980, fecha de su primera exposición en Barcelona, Jaume Plensa ha
vivido y trabajado en Berlín, Bruselas, Inglaterra, Francia y Estados Unidos.
Ha ejercido como profesor en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de
París y colabora asiduamente como profesor invitado en la School of the Art
Institute de Chicago. Jaume Plensa ha sido reconocido con el premio Vázquez de
las Artes Plásticas 2013 y el premio Nacional de las Artes Plásticas 2012.
"Desde
hace muchos años hago retratos de niñas entre 8 y 14 años, este momento de en
que la belleza está en evolución, en transición. Este es el retrato de una niña
y viene a ser un poco como la botella y el mensaje. La cabeza es el lugar más salvaje de nuestro cuerpo, donde las cosas ocurren”.
En 2004, la Crown Fountain entró en el Millenium Park como un torrente de agua y luz. Son
dos torres enfrentadas de 16 metros de altura en las que aparecen a diario las
caras de mil vecinos de la ciudad. Están unidas además por una lámina de agua
que sale justo de la boca de estos ciudadanos anónimos. «Fue una pieza muy
utópica en su momento. Que diez años después siga existiendo y funcionando
es un premio», reflexiona hoy Plensa desde Chicago.


El arte en los espacios públicos, que pertenecen a otros,
es de una enorme
responsabilidad. Pero
creo que cuanto más he sido yo, mejor me ha salido. La gente agradece que seas
tú, igual que tú agradeces a tu amigo que sea él. El arte, de alguna forma, es acabar un paisaje que ya está empezado, introducir belleza en el día a día de mucha
gente que no te lo ha pedido. Pero la gente tiene una noción de belleza
extraordinariamente elevada, aunque no lo sepa, y cuando tiene el arte se da
cuenta y lo agradece", argumenta el artista. Para Plensa, "el gran material son las ideas. Cualquier otro
material es un vehículo. La botella -el contenedor- ha de ser impecable para
que llegue muy lejos, pero el mensaje es fundamental". Y el creador se
aplica en su tarea: "Cuando te invitan a un espacio público has de
aprender a amarlo porque para ti es un desconocido. Cuando conocemos a una
persona nos pasa igual, hasta que de verdad es tu amigo, tu amante o alguien a
quien te sientes vinculado, ha de pasar un poco de tiempo".









"Creo
que una obra de
arte debe contener un enigma, algo imposible de resolver. El arte debe ser de una gran inutilidad en la vida material; es cuando más fuerza tiene, más se vuelve un
objeto de deseo y más
imprescindible es".
Así destila el escultor Jaume Plensa (Barcelona,
1955) algo tan intangible pero tan poderoso como la idea del propósito del arte.
“La
escultura es algo místico que está más allá de nosotros. Es como un
puente que nos une con cosas que nos sobrepasan. Nos une con el origen de
todo", explica Plensa. Contratado por gobiernos e instituciones, su obra
ha trascendido continentes y se ha apoderado de los espacios públicos, desde la Fuente Crown en Chicago, a la
enorme cabeza femenina que surgiendo del mar ha convertido en escenario
escultórico una playa de Río de Janeiro.
Algunas de sus obras han ocupado espacios de forma pasajera, como la cabeza que sobresalía del mar en la bahía de Botafogo, en Río de Janeiro; las figuras que ocuparon parte del Madison Square Park, en Nueva York, o las tres esculturas luminosas que se pudieron ver en octubre en la Place Vendôme de París, coincidiendo con la Feria de Arte de París. Su última exposición coincide con la Bienal de Venecia.
No podía encontrar Jaume Plensa mejor compañía para
su último proyecto. Rodeado de espléndidas
pinturas de Tintoretto, Bassano
y Ricci, y con la bellísima arquitectura de Palladio como arrebatadora escenografía, el artista español vivo más internacional desembarca en Venecia, una ciudad de la que se confiesa perdidamente enamorado,
para exhibir sus poéticas creaciones en una de sus iglesias más hermosas: la basílica de San Giorgio Maggiore
Profeta en todo el mundo menos en su tierra, Plensa tampoco ha tenido demasiado suerte
en su Barcelona natal MACBA, referente barcelonés del arte contemporáneo
que, pese a contar con media
docena de obras del artista, la mayoría de ellas de los ochenta, no expone
ninguna de sus obras en la actualidad. Su última gran exposición en Barcelona
se remonta a 1996, cuando
la Fundación Miró dedicó un generoso repaso a su trabajo.
De la misma forma de las 19 obras que el Reina Sofía posee de Plensa en la
actualidad ninguna se exhibe.

Significativo
es también que la ciudad natal de Plensa cuente tan solo con cuatro de sus esculturas públicas -ninguna ellas especialmente
significativa. Al respecto “Se está trabajando en el tema, pero es un gran
proyecto muy complejo que requiere tiempo; que no se puede hacer en dos días”,
aseguraron fuentes del Ayuntamiento de
Barcelona, tras conocer que Plensa, desde Venecia, volvía a recordar que su
intención de levantar una gran escultura junto al mar sigue paralizado.
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