La carrera de Vicente Aranda estuvo jalonada de ciertos tropiezos pero
también de grandes éxitos como fueron, entre otros, las dos partes del
legendario El Lute (1987), o la ácida
versión de las relaciones amorosas que despertaron el interés del público en La
pasión turca (1994), La mirada del otro (1997), Celos (1999) o Juana la Loca
(2001). Pero su gran éxito llegaría con un tórrido triángulo amoroso en la
España tardofranquista, con Amantes, consiguió ganar e Goya a la mejor
dirección, así como un gran éxito de crítica y público; Victoria Abril, Maribel
Verdu y Jorge Sanz, sin duda formaron un grupo de actores a los que Vicente
supo moldear en sus personajes y con los cuales ya había trabajado
anteriormente. Inspirándose con frecuencia en novelas, conseguía traducir los
textos ajenos en obras propias. Hecho que molestó a Juan Marsé, del que adaptó
cuatro de sus novelas, disgusto que ocasionó un rifirrafe entre ambos; el
novelista declaró que Aranda no era Hitchcock ni le llegaba a la suela de los
zapatos, a lo que Aranda replicó que Marsé tampoco era Gustave Flaubert. Luego,
al parecer, recuperaron en parte su vieja amistad. También Antonio Gala
reaccionó indignado cuando vio la traslación al cine de su novela La pasión
turca.
Esperó hasta los 39 años para dirigir su primera película, Brillante porvenir (1965), y lo hizo al alimón con Román Gubern, también autor primerizo. Hasta entonces Aranda había vivido en Venezuela, adonde se marchó a trabajar en temas informáticos, abandonando su Barcelona natal. Fue, pues, tardío en llegar al cine, y lo hizo, como presumía, “desde la nada a director, es decir, sin ningún paso profesional intermedio”, pero de forma contundente, como demuestran sus 25 largometrajes, a los que habría que añadir los espléndidos trabajos que hizo para televisión, como Los jinetes del alba y El crimen del capitán Sánchez. Mostró en todos ellos una visión de la vida y de nuestro país, amarga y realista, irónica y lucida.
Otras novelas de Vázquez Montalbán, Luis Martín Santos, Antonio Gala, Gonzalo Suárez, Jesús Fernández Santos, Fernando Delgado o Juan Madrid fueron adaptadas al cine por Aranda, así como los clásicos Carmen (2003) o Tirante el blanco (2006). Su última obra fue Luna caliente (2009), con Eduard Fernández. En toda su filmografía jamás estuvo ausente el humor a pesar del carácter aparentemente huraño, de perenne cascarrabias con el que solía manifestarse. Ni cierto sentido del riesgo formal. “La vanguardia es imprescindible pero hay que disimularla”, le gustaba decir
No hay comentarios:
Publicar un comentario