LA MODA VA A LA COMPRA
Ya sabemos que la comida está hasta en la sopa; en la literatura, ante la creciente aparición de títulos que contenían trama gastronómica, ya sea en forma de asesinatos entre pucheros o con la intención de mostrar las tensiones del día a día en una cocina de un restaurante con estrellas, se ha acuñado un término, claro está en inglés, para denominar dicha tendencia: Cook Lit.
En el cine, ya lo hemos mencionado en anteriores textos en nuestro blog, como la comida, la gastronomía se ha convertido igualmente en un género, que llena secciones de festivales, e incluso es la materia prima para llenar la programación de algunos en concreto como el Film &Cook. En estas películas las tramas se alimentan de actores que cocinan para sus amigos, e incluso ponen a prueba una gran amistad, después de hacer una sangría con Petrus, como en la película francesa estrenada este verano, Barbacoa de amigos. Los hay viajeros que se montan en camionetas y preparan bocadillos cubanos como en la película Chef.
En esta temporada otoño-invierno que acabamos de iniciar comprobamos como el mundo de la moda también se acerca al mundo de la comida. Cuesta imaginarse a Coco Chanel acudiendo al supermercado, sin embargo el actual diseñador de la firma Karl Lagerfield montó una escenografía insólita para presentar sus propuestas, un supermercado: Chanel Shopping Centre. En él, los asistentes podían ver todos los productos disponibles en un supermercado ordinario, con un twist Chanel: Coco Flakes, aceite de oliva La Gabrielle, jamón de Jambon Cambon, Tweed Cola, detergente Coco Carbone…
Pues si el Palais se convirtió en un supermercado, la pasarela de Milán se fue a engullir comida rápida. La firma Moschino hizo desfilar a las modelos con atuendos inspirados en los uniformes de los empleados de una conocidísma cadena de hamburguesas.
Esto no ha hecho más que empezar, otras firmas más asequibles a los bolsillos han comenzado a copiar la tendencia,( como la madrileña Kling) y a lanzar sobre todo, complementos con la misma temática, la comida, ésta en forma de bolsos con formas de bolsas depatatas fritas o de latas de galletas danesas.
En fin, ¿alguien entiende algo? Cuélgate las galletas, pero no se te ocurra comértelas porque tienen mucha mantequilla, y la mantequilla es un alimento exiliado de cualquier dieta. Vístete como un aspirante a mileurista del Macdonal, pero no traspases sus puertas, que el colesterol está agazapado bajo los colores optimistas del naranja y el amarillo para atraparte sin compasión. Conclusión, ir al supermercado es muy chic desde que Karl Lagarfield pensó que pisarlo con zapatillas Chanel le otorgaría una forma de acercamiento a lo habitual, a la vida diaria, no sé de quién.
Por Almudena
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