Restauración del Monolito a los Caídos en la Guerra de África |
Desde 1840, las ciudades de Ceuta y Melilla sufrían constantes incursiones por parte de Marruecos con consentimiento del Sultán. En 1859, un grupo de rifeños atacó a un destacamento que custodiaba las reparaciones en diversos fortines de Ceuta, con cuyo pretexto, así como el del ultraje al pabellón español, el Gobierno decidió la invasión del sultanato de Marruecos, viendo en aquel conflicto la oportunidad de mejorar la imagen de España en el exterior.
O´Donnell propuso al Congreso la declaración de guerra a Marruecos, que se inició en el mes de diciembre, haciéndose personalmente cargo de la dirección del ejército. La división de reserva se puso a cargo del General Prim. Los objetivos eran la toma de Tetuán y de Tánger. Se sucedieron las victorias en las batallas de los Castillejos, donde destacó el General Prim; la de Tetuán, que fue tomada el 6 de febrero; y la de Was-Ras, que despejó el camino hacia Tánger. El 6 de abril de 1860 se firmó el Tratado de Was-Ras, en el que se declaraba a España vencedora de la guerra, ampliando sus límites en Ceuta y Melilla, y consiguiendo otros beneficios
El Monumento a los Caídos en la Guerra de África es un monolito de estilo neogótico, de trece metros y medio de altura que fue construido con piedra procedente de la cantera de San Amaro. Es obra del Ingeniero militar José Madrid Ruiz. La parte inferior del monolito está decorada con bajorrelieves en bronce del escultor sevillano Antonio Susillo Fernández, en memoria del general Prim y los voluntarios catalanes que intervinieron en esta guerra. En una cripta que no puede ser visitada están sepultados algunos de los héroes de la Guerra. Para acceder a la cripta habría que quitar los escalones que están frente al Palacio de la Asamblea de Ceuta.
Para honrar a los soldados que combatieron en la Guerra de África, la Comandancia General de Ceuta, junto con el municipio, decidió erigir a sus expensas en la Plaza de África un mausoleo en el que se depositara la urna con las cenizas de tan valerosos soldados, “cuyos cuerpos yacían medio insepultos en el campo marroquí” dispersos por el campo de batalla. El autor del proyecto del monumento así como el director de las obras fue el capitán de Ingenieros don José Madrid. En marzo de 1892, la Junta de Jefes y Oficiales de la Comandancia de Ceuta solicitó al Ministerio de la Guerra que la Fábrica de Artillería de Sevilla construyera “con los cañones que se tomaron a los moros” varias piezas de bronce que contribuyeran a adornar el mausoleo. Entre ellas, una cruz que sirviera de remate así como dos lápidas, dos relieves alegóricos y cuatro coronas conmemorativas.
La Academia de la Historia propuso la siguiente frase: A los soldados españoles muertos gloriosamente en la Guerra de África (1859-1860). Aunque acertado, tanto la Comandancia de Ceuta como la Fábrica de Sevilla consideraron el resultado de la lápida muy pobre sólo con la inscripción, sobre todo “comparada con sus compañeras de preciosos bajorrelieves”, por lo que se decidió apoyarla sobre un mascarón y coronarla con el escudo de las armas de España.
Gracias a Higinio Molina por su colaboración cediéndome las fotos.
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