¿Un portero de
discoteca negando el acceso al local a celebridades como Woody Allen, Warren
Beatty o Frank Sinatra? Parece ciencia-ficción, pero ocurrió realmente el 26 de
abril de 1977 en la inauguración de la legendaria Studio 54.
A partir de aquella noche, un antiguo teatro abierto en 1927 situado en la calle 54 Oeste de Manhattan, que también había sido estudio de la CBS, se convirtió en un templo de desenfreno nocturno frecuentado por artistas, estrellas de cine, músicos, diseñadores… La noche creativa de Nueva York hizo suyas las pistas de baile de Studio 54, enfebrecidas por el apogeo de la música disco, las drogas y el sexo libre.
Steve Rubell. |
El artífice del éxito fue Steve Rubell, un extrovertido empresario que había dirigido otro local en la zona de Queens. Carmen D’Alessio, por entonces relaciones públicas del modisto Valentino, convenció a Rubell de que abriera un club en Manhattan para la jet set de la ciudad. La propia D’Alessio le puso en contacto con Andy Warhol, quien se convertiría en uno de los rostros populares más asiduos a la discoteca.
D’Alessio, bien conectada con los círculos exclusivos de Europa y Estados Unidos, envió 5.000 invitaciones a personajes ilustres con motivo de la inauguración. A la deslumbrante fiesta de apertura acudieron, entre otras personalidades de múltiples ámbitos, Salvador Dalí, Mick Jagger y su mujer Bianca, los recién casados Donald e Ivana Trump, Liza Minnelli o Brooke Shields. Cientos de personas venidas de todos los distritos de la Gran Manzana se agolparon a las puertas del local y más de un famoso, coo el mismísimo Frank Sinatra o Woody Allen, sufrió la afrenta de quedarse en la calle esa noche.
Truman Capote era otro asiduo del local, como Al Pacino, Elizabeth Taylor o Bette Davis. Era una auténtica oportunidad para poder entablar conversaciones con lo másgranado de la época. La mezcla era perfecta y los espectáculos que Steve organizaba, no tenían precedentes.
Una semana más tarde, el club abrió de manera excepcional para celebrar el cumpleaños de Bianca Jagger, que irrumpió en la pista a lomos de un caballo blanco.
Gloria Gaynor Ner can say goodbye
Le gustaba ofrecer a sus amigos especiales, Andy Warhol, Calvin Klein, Yves Saint Laurent, John Travolta, un jovencísimo y aún negrito Michael Jackson, un ambiente diferente y ante todo, que estuvieran a salvo de las fotos de los paparazzis y de curiosos. Todos los que entraban, eran seleccionados por Steve en la misma puerta del local. Permitía también la entrada, a jóvenes muy bien dotados y que provenían de bajas esferas de la ciudad. Con esto, Steve pretendía obsequiar a sus amigos con jóvenes musculosos y con estupendas bailarinas que no dudaban en compartir la euforia con las celebrities que Steve reunía.
El tenista Borj y Bianca y Liza
Donna Sumer y una jovencisima Drew Barrimore
Studio 54 fue un imán para los noctámbulos de Nueva York, atraídos por la exclusividad del local y las estrellas que lo poblaban. A Steve Rubell le gustaba exhibir su poder decidiendo de manera despótica y aleatoria quién podía entrar y quién no ante la muchedumbre que esperaba pacientemente su bendición al otro lado de un cordón controlado por vigilantes.
Michael Jackson, amigo de Rubell, Alice Cooper, Donna Summer, John Travolta, Yves Saint Laurent, Al Pacino, Liz Taylor, pero también estrellas más veteranas como Bette Davis o Gloria Swanson… La lista de celebridades que, durante años, solían acudir a las fiestas de Studio 54 es casi interminable.
Rod Stewart, Cher Alice Stewar con Tina Turner |
La clave del éxito de Studio 54 es que era una dictadura en la puerta y una democracia en la pista de baile", decia Andy Warhol sobre los estrictos códigos del portero del Studio 54 y el famoso cordón de terciopelo que habría las puertas del cielo a unos elegidos- .
Si los 70 eran la
década del optimismo imprudente, entonces Studio 54 era su brillante epicentro.
Durante su reinado como el centro de moda en Nueva York para ver y ser visto,
era el lugar donde los paparazi se mezclaban con los famosos, donde los
intelectuales bailaban con los poco cultivados, donde el arte Pop y las artes visuales hablaban hasta la madrugada".
brooke-shields-y Diana Ross
Los 70 eran la década del optimismo imprudente, entonces Studio 54 era su brillante epicentro. Durante su reinado como el centro de moda en Nueva York para ver y ser visto, era el lugar donde los paparazi se mezclaban con los famosos, donde los intelectuales bailaban con los poco cultivados, donde el arte Pop y las artes visuales hablaban hasta la madrugada".
Aquellas bacanales , la música disco y las nuevas libertades de la
época pronto la convirtieron en la favorita de los famosos y donde aspiraba a
entrar todo aquel que, como decía Warhol, buscaba sus merecidos "15
minutos de fama"
Tras unas
declaraciones en las que Steve comentaba haber ganado en un año, más de siete
millones de dólares y que sólo "la mafia" podía hacer tanto dinero
como él, el FBI, realizó una inspección en el local donde comprobaron un fraude
a la hacienda pública de más de 2,5 millones de dólares y cargas de dinero y
estupefacientes tras las paredes del despacho de Steve. Clausuraron el
local finalmente en 1980.
YSL |
Hubo una fiesta
más de despedida, una noche en el febrero de 1980. La fiesta conocida como
"El final de la Gomorra Moderna", supuso la salida definitiva de
Steve Rubell del local, y aunque posteriormente le ofrecieron recuperarlo, él
siempre se negó, considerando que nada sería igual.
Keih Richard, Jame Brow y John Bellushi en la fiesta de despedida |
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