¿POR QUÉ NOS QUITAN LA FILOSOFÍA?
Escuela de Atenas Rafael Sanzio |
Un mal día los gobiernos
de todo el mundo decretaron el final del pensamiento, el fin del razonamiento y
de la razón crítica, con el fin sustituir a los ciudadanos por súbditos, a los
seres racionales y pensantes por irracionales susceptibles de ser conducidos en
manadas, fáciles de aleccionar, obedientes, temerosos. En lugar de individuos
libres, pensantes, con capacidad de crítica y de autocrítica, sólo hubo cuerpos
para el trabajo, y trabajo para la subsistencia, y para el consumo
dirigido por el poder si es que creían haber conseguido algún excedente en sus
salarios.
Con ese fin se eliminó,
de las escuelas primero, de las universidades después, todo aquello que pudiera
propiciar el ejercicio de la razón, del pensamiento crítico. También en vistas
a lograr esta finalidad se encarecieron los libros, se empobrecieron las
bibliotecas hasta que terminaron cerrando. Se dejó de subvencionar públicamente
la producción de las artes escénicas, el cine y el teatro, al mismo tiempo que
se gravó con tal carga impositiva el acceso de los espectadores a lo que
quedaba de ellas, que se convirtieron en algo residual. No hay dinero
para la cultura. La cultura es inútil, no produce bienes fungibles. Un poco más
tarde se quemaron los libros que aun quedaban en las casas. Sí, a 451º
Farenheit.
La vida de los antes
ciudadanos se empobreció hasta la imbecilidad. De un trabajo, quienes lo
tenían, sin ningún sentido para su propia existencia, en el que pasaban
las horas que “el mercado” les exigía de acuerdo con sus conveniencias, pasaban
a contemplar, como zombies, la basura informativa-manipuladora y la
basura de “entretenimiento” que les ofrecía esa pantalla de plasma tan
grande como se habían podido permitir. Sí, la mayor ilusión de los
grupos-familias, disociados entre sí, era llegar a cubrir las 4 paredes de la
casa de maxi pantallas de TV, para no estar nunca solos, para no estar nunca en
silencio, para no poder dialogar, para no poder pensar.
Orwell dijo que esto
pasaría en 1984. Puede que tarde unas décadas más en culminarse el
proceso. Pero el proceso hace tiempo que está en marcha. Y va deprisa. Sobre
todo en nuestro país, donde la Filosofía es ya una asignatura optativa, en el
mejor de los casos, y sólo para el Bachillerato de Letras. Si este
gobierno conservador -que sólo conserva lo peor y recupera lo nefasto- pudiera,
eliminaría la Filosofía también de la Universidad. Es más, su tendencia es
hacer desaparecer los Departamentos y las Facultades de Filosofía. Y eso es lo
que hará, si los que aun podemos hacerlo no reaccionamos. Porque conocer en qué
consiste la actividad y la actitud filosófica, conocer la Historia de la
Filosofía, hace posible que comprendamos lo que diferencia lo mítico de lo
científico y de lo racional, nos permite reconocer un sofisma, un razonamiento
engañoso con apariencia de verdad, una incoherencia lógica, una mentira, un
engaño, en definitiva. Hace posible que estemos en situación de reconocer los
instrumentos y medios de los que se vale el poder económico, político o
religioso (siempre en connivencia entre ellos), para oprimirnos, sojuzgarnos y
privarnos de capacidad de decisión libre, y así, al reconocerlos, podamos
tener la capacidad, ahora sí, de librarnos de ellos. Esa es el arma a la que
más teme el poder, porque ninguna fuerza puede vencerla.
Amparo Ariño es doctora en Filosofía y Profesora Titular en la
Universitat de València
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