La relación de Ava con Sinatra fue eterna, mucho más allá de lo que la gente pueda imaginar. Estaban enamoradísimos, pero no podían estar más de dos horas sin liarse a bofetadas. Mutuamente y literalmente. Una relación muy difícil y muy especial. Una verdadera pasión, con celos mutuos, con arrebatos y caídas. Yo viví con ellos varias broncas impresionantes (…) Se peleaban, se reconciliaban, volvían a pelear.
A toda la pasión y furia hay que añadirle los numeritos, los desplantes, los pollos que se montaban mutuamente acompañados por el alcohol, como cuando Sinatra se despidió de ella por teléfono antes de disparar su revólver. Ava corrió asustada a la habitación del hotel y se encontró con el cantante sonriendo y una almohada agujereada. Es posible que Frank ansiara la presa, al animal más bello del mundo, mientras que Ava vislumbrara a ratos la posibilidad remota de una vida en común.
En España, son conocidos los escarceos indiscriminados de Ava. Especialmente con los toreros Mario Cabré y Luis Miguel Dominguín. Con el primero todo parece indicar que fue más una estratagema marquetiniana que otra cosa. Con el segundo la cosa fue en serio. De su relación con Dominguín (al que Ava siempre tuvo un peldaño por debajo de Sinatra) queda la anécdota falsa según la cual el torero después de pasar una noche con Ava se levantó raudo de la cama, y cuando ella, sorprendida, le preguntó: “¿A dónde vas?”, él respondió: “Pues a contarlo”. Por su parte, Humphrey Bogart, con su típico sarcasmo sentenció: “Las mujeres de medio mundo se arrojarían a los pies de Frank Sinatra, y resulta que Ava pierde la cabeza por un tipo que usa capa y zapatillas de bailarina.
Fue conocida como el animal más bello del mundo.
Durante el rodaje africano de Mogambo se produjo la célebre escena que tan buena reputación dio a Sinatra. En una cena con el gobernador británico de Uganda y su esposa, el director de la película, John Ford, le espetó malévolo a la actriz:— ¿Por qué no le cuentas al gobernador lo que ves en ese renacuajo de 50 kilos con el que te has casado? —Claro, señor Ford. Porque son 3 kilos de Frank y 47 kilos de polla.
Del extenso anecdotario de Ava y Frank, uno de los episodios más preciosos es el conocido como “la noche del visón blanco”. Sinatra, por aquel entonces, estaba rodando en España Orgullo y pasión. Se encontraba alojado en el Hotel Felipe II de El Escorial, mientras ejercitaba dedos en un piano y entonaba melodías pidió un teléfono para llamar a Ava. “Hey, honey”. La escena que siguió la reconstruye mediante el zurcido de testimonios Marcos Ordóñez en el libro sobre la vida de Perico Vidal:
“: Entonces Sinatra comenzó a cantar muy suavemente, casi susurrando al auricular, como si fuera un micrófono. Cantaba sus canciones favoritas, las más sentimentales. Nos quedamos petrificados escuchándole, viviendo aquel momento como si estuviéramos en una película. ¡Sinatra cantándole a su amor! ¡Cantando por teléfono, de madrugada en un hotel! No nos atrevíamos ni a movernos para no interrumpirle.
Pero hubiera dado lo mismo, porque Sinatra parecía estar a kilómetros de allí. Como si estuviera solo en la Tierra. No paró de cantar hasta que al cabo de media hora o tres cuartos se abrió la puerta del bar y entró Ava.
Perico Vidal: ¡Madre del cielo! Llevaba un abrigo de visón blanco sin nada debajo. Había saltado de la cama para venir a verle. Sinatra no se dio cuenta de que llevaba casi una hora cantando al vacío. Ni de que ella ya estaba allí. Seguía cantando con la cabeza baja, pegada al teléfono. Entonces ella llegó hasta él. Le abrazó la espalda. Colgó el teléfono. Le tendió una mano y se lo llevó. Así, sin palabras”.
Perico Vidal: ¡Madre del cielo! Llevaba un abrigo de visón blanco sin nada debajo. Había saltado de la cama para venir a verle. Sinatra no se dio cuenta de que llevaba casi una hora cantando al vacío. Ni de que ella ya estaba allí. Seguía cantando con la cabeza baja, pegada al teléfono. Entonces ella llegó hasta él. Le abrazó la espalda. Colgó el teléfono. Le tendió una mano y se lo llevó. Así, sin palabras”.
Y como en todas las historias, todo tiene un comienzo y un fin. ¡Si señores! el primer marido de Ava fue Mickey Rooney y la última mujer de Franky fue-aunque parezca su nieta- Mia Farrow.
Una vez le preguntaron por ella: “A Ava la llevo en la sangre”, respondió.
I’ve got you
under my skin.
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