Con “Nunca ayudes a una extraña” son ya siete las novelas que J. M. Guelbenzu ha escrito teniendo como protagonista a la juez Mariana de Marco, algo que empezó como un entretenimiento cuando tenía una novela atascada. Desde entonces ha ido regularmente publicando esas novelas negras con las que pretende reivindicar el clasicismo de este género frente a lo que se está publicando últimamente.
Para el escritor madrileño la intriga en este género es fundamental. “La novela negra actual no tiene nada de intriga. No es importante desenmascarar al asesino, lo importante es que asesine y cuanto más sangriento sea, mejor”, crítica razonadamente sobre los cambios que al género han venido de las tierras de Escandinavia. No por ello deja de reconocer que hay escritores interesantes en esas tierras gélidas, “casi todos deben su estilo a George Simenon”, puntualiza.
Para J. M. Guelbenzu lo importante de sus libros es que siempre parte de una situación de sorpresa. “De ahí parte la historia”, señala. Lo demás no deja de ser accesorio, el lugar en el que ocurre es lo de menos. Cualquier ciudad puede valer, “aunque me fijo en una ciudad como Gijón, no me gusta trabajar con el mapa en la mano, me gusta crear mi propia ciudad y poner las ubicaciones donde me interese”, explica.
Así como su protagonista crece con el tiempo, “no concibo que una de mis novelas sea inferior a la anterior”, confiesa. El afán de perfeccionismo corre por sus venas. Sólo porque cree que al lector hay que darle lo mejor de uno mismo. Él está en ese empeño.
Mariana de Marco sigue siendo la protagonista principal y ha ido evolucionando desde la primera novela. Todavía le queda recorrido, porque Guelbenzu tiene previsto escribir hasta diez entregas, para desgracia de los profesionales de la judicatura, “ya que en ocasiones me han atacado por describir a una juez moderna, promiscua que tiene abundantes relaciones esporádicas, lo cual para un sector tan conservador es muy duro de admitir y más en el ambiente provinciano en donde se desarrollan las tramas de la serie. A sus cuarenta y tantos años, Mariana de Marco se traslada a la ciudad cántabra de G… para ocupar una vacante en los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción. Inteligente, eficaz, meticulosa, ácida e independiente, Mariana de Marco es un personaje en la estela de los grandes nombres del género policíaco
Procede de una familia burguesa de clase media-alta. Fue abogada penalista, trabajaba con su marido en un bufete que abandonó por motivos personales y profesionales. Accedió a la judicatura el tercer turno y sabe que permanecerá unos pocos años en cada destino.
Mariana de Marco sigue siendo la protagonista principal y ha ido evolucionando desde la primera novela. Todavía le queda recorrido, porque Guelbenzu tiene previsto escribir hasta diez entregas, para desgracia de los profesionales de la judicatura, “ya que en ocasiones me han atacado por describir a una juez moderna, promiscua que tiene abundantes relaciones esporádicas, lo cual para un sector tan conservador es muy duro de admitir y más en el ambiente provinciano en donde se desarrollan las tramas de la serie. A sus cuarenta y tantos años, Mariana de Marco se traslada a la ciudad cántabra de G… para ocupar una vacante en los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción. Inteligente, eficaz, meticulosa, ácida e independiente, Mariana de Marco es un personaje en la estela de los grandes nombres del género policíaco
La conocemos con 40 años trabajando como Juez titular del Juzgado de Primera Instancia de San Pedro del Mar, una localidad ficticia en la costa de Cantabria. En la segunda novela se ha trasladado a Villamayor, una población más grande, también ficticia, del interior.
Es alta, de figura atlética y voz profunda. Melena corta y castaña, orejas pequeñas, ojos grandes, castaño oscuro. Viste trajes clásicos de chaqueta y pantalón y zapatos de medio tacón.
Divorciada, sin hijos, en su primera novela tiene una relación, a distancia y confortable, con un inglés, Andrew, diez años mayor que ella. Dejó sus amistades en Madrid y vive rodeada de gente con intereses diversos a los suyos, el clima intelectual y moral en el que se mueve se la queda pequeño.
Le gustan las novelas del siglo XIX, escuchar música: rock y clásica, fumar y beber whisky con hielo. No le gusta cocinar y se alimenta de bocadillos y café o de ensaladas de espinacas y champiñón o de lechuga y ventresca. No hace ascos, si la invitan, a una lubina a la espalda o a un salmón relleno de verduras.
Su función, como juez, es encontrar toda las pruebas incriminatorias para fundamentar una instrucción, pero a ella le gusta ir más allá y elabora teorías a partir de intuiciones basadas en su conocimiento y experiencia.
En su trabajo es muy formal, sus más cercanos la acusan de tener doble personalidad.
En "No acosen al asesino" un veraneante asesina a un juez y Mariana
deberá averiguar quién es. En "La muerte viene de lejos" su antigua
secretaria y actualmente amiga, Carmen Fernández, le pide que investigue al
prometido de su sobrina, que sospecha sea el autor de un asesinato encubierto
como suicidio. En muerte en primera clase, rinde homenaje a Agatha Christi,
teniendo la trama lugar en un crucero por el Nilo.
En
Nunca
ayudes a un extraño el narrador, Javier Goitia, periodista de
investigación, cuenta la historia desde dentro. Y la violación que está
investigando se relaciona sin motivo aparente con un suicidio que él irá
desentrañando, porque para el autor, “un suicidio es en realidad un asesinato”,
dice convencido. Siempre que se llega a un suicidio hay algo o alguien que es
el detonante para llegar a un desenlace tan extremo.
Más que denuncia, el autor describe los poderes judicial y periodístico. Para
ello se vale de los dos protagonistas. Mariana siempre está en conflicto con
sus jefes, es una persona que va siempre a las claras y por eso choca con el
poder, el decano de abogados, el jefe de policía, etc. Sin embargo, se lleva
bien con las personas de segundo nivel.
LAS PORTADAS DE SUS ÚLTIMAS NOVELAS PUBLICADAS EN DESTINO SON ILUSTRACIONES DE JACK VENTRIANNO.
Más que denuncia, el autor describe los poderes judicial y periodístico. Para ello se vale de los dos protagonistas. Mariana siempre está en conflicto con sus jefes, es una persona que va siempre a las claras y por eso choca con el poder, el decano de abogados, el jefe de policía, etc. Sin embargo, se lleva bien con las personas de segundo nivel.
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