Si hay en la película CABARET una
escena que produce literalmente escalofríos es aquella en que se canta TOMORROW
BELONGS TO ME. (Ahora me toca a mí). Esa tranquila escena bucólico-campestre
que, poco a poco, se va transformando con el avance de la canción en un
trasunto de la imparable ascensión del nazismo. La imagen del muchacho rubio-ario al que, poco a poco,
descubrimos uniformado es definitoria. Las caras de los asistentes que poco a
poco se unen al "festejo" contrastan con las del viejo judío que
parece sospechar lo que se avecina. El montaje es rápido, la música te
llena...parece que sufres sabiendo de antemano lo que esa letra, aparentemente inocente,
significa realmente... Y el plano lo cierra la imagen del "maestro de
ceremonias" con una sonrisa enigmática, otro guiño al futuro inmediato que
se mascaba en el ambiente…
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