La virgen y el violín de Carmen Boullosa:
La pintora Sofonisba Anguissola (1532-1625) nació en
Lombardía (en Cremona), ciudad donde vieron también la luz los primeros
stradivarius. La virgen y el violín recrea la intensa vida de esta artista
(dama de la reina, pintora de la Corte de Felipe II, casada por el rey con el
segundón de un ex virrey en Sicilia –asesinado supuestamente por los piratas– y
después por propia voluntad con el capitán de la flota que la rescató en Palermo)
al tiempo que nos presenta la historia de un amor imposible, las andanzas de
una poeta africana, la intensa actividad del taller de los hacedores de
instrumentos musicales, su variedad de artesanos, las desazones en la casa de
la reina, las riñas de la nobleza siciliana... Y entre otros escenarios y
personajes, que van desde Miguel Ángel hasta el nieto de Moctezuma, está el
nacimiento de un portentoso lienzo. Una novela que es un fresco de la época y
que permite a la imaginación entrelazarse felizmente con estos hechos.
¿Cuál
fue la huella de Sofonisba Anguissola en otros artistas? ¿Por qué se la borró?
¿Irritó al espíritu del XVIII y el XIX la memoria de una mujer exitosa,
aristócrata, astuta, quien, desoyendo consejos y brincándose formulismos
sociales, se casó a los cincuenta años con un hombre a quien le doblaba la
edad, Orazio Lomellini, capitán del barco genovés que la sacó de Sicilia
después de su primera viudez? -¿perdió al primer marido a manos de los
piratas?-. ¿O su desaparición comenzó más temprano porque su amistad con Felipe
II le había ganado envidias y rencores que quisieron cobrar factura a la muerte
de la artista?
Puede
resultar sorprendente —y más aún que caigamos en ello tan pocas veces—, pero en
el Museo del Prado, sólo
tiene expuestas al público tres pinturas realizadas por manos femeninas,
y en los tres casos son de la misma autora: Sofonisba Anguissola..
En el Renacimiento, el aprendizaje artístico exigía que los alumnos se trasladaran a vivir a la vivienda del maestro lo que, en el caso de las muchachas, resultaba poco apropiado para la mentalidad de la época.
Por otra parte, las mujeres que, a pesar de todo se aventuraban en el mundo de la pintura, tenían prohibido estudiar anatomía y pintar desnudos, por lo que su aprendizaje nunca estaba en igualdad respecto al de sus colegas masculinos
Una vez en la Lombardía, el poderoso Duque de Alba se interesó por su obra y le encargó un retrato, quedando tan contento con el resultado que decidió recomendar a la joven en la corte española de Felipe II.
Fue así como Sofonisba, a sus 27 años, fue invitada formalmente por Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, a ejercer como dama de compañía de la reina y pintora de la corte.
LA DAMA DE LAS TRES MENTIRAS: No es una dama desconocida, sino Catalina Micaela (hija de Felipe II); no va vestida con un armiño, sino con un bohemio de lince; y no la pintó El Greco, sino Sofonisma. |
Retrato del escultor de la corte Pompeyo Leoni.
Una gran parte de sus obras son autorretratos, el SELFIE de la época renacentista.
Una vez
en España, la artista de Cremona consiguió destacar entre los artistas del
momento, encargándose de realizar numerosos retratos a los miembros de la
familia real.
De hecho,
uno de los retratos más célebres de Felipe II, con el monarca representado en
su madurez, fue erróneamente atribuido a Coello hasta fechas muy recientes.
Por
desgracia, no es la única pintura que ha sufrido ese mismo error. Su proximidad
de estilo a otros artistas que influyeron en su obra —o en los que influyó— en
aquellos años ha llevado durante mucho tiempo a identificar algunas de sus
obras como creaciones de Tiziano, Moro, Bronzino, Van Dyck, Zurbaran o incluso
El Greco, ello también es debido a que no firmaba sus obras.
Sofonisba acabó sus días en
Palermo, donde murió a los 93 años convertida en una artista de gran talento.
De hecho, fueron muchos los jóvenes pintores que, como Van Dyck —quien la
retrató anciana—, acudieron a visitarla y recibir sus consejos.
“Haciendo su retrato me
dio diversos consejos de que no tomara la luz de demasiado alto porque las
sombras remarcarían las arrugas de la vejez, y muchos otros buenos consejos y
además me contó parte de su vida por la que se conoce que era pintora del natural
y milagrosa y la mayor pena que tenía era que por la falta de vista ya no podía
pintar, aunque seguía teniendo la mano firme sin ningún temblor".
Sofonisba Anguissola: logró cambiar en buena medida la mentalidad de
su época, abriendo el camino para que, en su tiempo y en siglos venideros,
otras mujeres de talento pudieran seguir sus pasos.
Una excelente pintora.
ResponderEliminarExcelente pintora la mayoría no la conoce es bueno revindicar a las mujeres pintoras tan buenas,ah y el retrato de la hija de Felipell no podría ser del Greco primero por qué pinta muy diferente y porque al rey no le gustaba el Greco
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