En La Pesadilla (The nightmare) se aprecia
la inquietante sexualidad de Johann
Heinrich Füseli. Fuseli pintó este cuadro en 1781 tras su frustrada
relación con Anna Landolt la sobrina de su mejor amigo. Éste se enamoró
profundamente de ella, pero la joven ya estaba comprometida y le rechazó. En
1779, cuando se enteró de la boda de Anna, escribió una carta a su amigo en la que le confesaba haber soñado que le
hacía el amor a la joven, tumbados los dos en la cama de ella, fundiendo sus
almas y cuerpos en uno. Poco después pintó el cuadro que incluye en el reverso
el retrato de Anna Landolt.
Fuseli dijo que “una
de las regiones más inexploradas del arte son los sueños y lo que puede
denominarse la personificación de los sentimientos”. La pesadilla consagró a
Fuseli como el pintor de lo extraño, lo sobrenatural y lo pasmoso. Corrían
rumores de que consumía láudano con el propósito de provocarse pesadillas.
Respecto al título
de la obra, Fuseli juega con el doble sentido de la palabra, que alude a un ser
maligo, un íncubo (el otro título con el que se conoce al cuadro) que
según las leyendas visita a los durmientes para causarles sofocación -sentados
en su pecho-, parálisis, sueños terroríficos o de contenido sexual, o incluso
para mantener relaciones sexuales con ellos. El carácter sexual de la obra es
evidente: la postura de sensual abandono, la presencia inquietante del demonio,
la irrupción del caballo, un animal ciego…Su título en alemán, Nachtmahr, era
el nombre del caballo de Mefistófeles.
Gracias a 'La
pesadilla' consiguió un importante reconocimiento, pudiendo exhibirla en la
Royal Academy. Tuvo tanto éxito que pintó varias versiones más, y sería copiado
años después por otros artistas, que realizaron grabados de las mismas.
Aunque existen
distintas interpretaciones sobre la obra, muchas de ellas de índole psicológica
y sexual, es más que probable que el tema surgiera a raíz de los relatos sobre
la 'Old Hag'. (Vieja bruja) Quién
sabe si el propio artista sufrió este episodio en sus propias carnes.
En cualquier caso,
buena parte de la obra de este artista suizo está plagada de seres oscuros, de
demonios, espíritus y criaturas de la noche.
No es de extrañar,
por tanto, que sea considerado como uno de los prerrománticos más destacados.
Este mismo tema de
la visita nocturna de seres monstruoso lo encontramos también también en 'El
íncubo abandona a las jóvenes durmientes', realizado doce años después de 'La
pesadilla'.
Recordar como dijo
el maestro Goya en unos de los Caprichos El sueño de la Razón produce monstruos…
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