La semana pasada estrenaron en el cine Nueve meses de condena, la película escrita, dirigida e interpretada por Albert Dupontel y que ganó dos premios César al mejor guión y a la mejor actriz (Sandrine Kiberlain). No voy a comentaros mucho sobre esta peli porque nuestro amigo Paco ya os la recomendó hace unos días.
Dupontel ideó una farsa en la que una jueza introvertida, adicta al trabajo, antisocial y asexual, queda embarazada sin explicación aparente de un supuesto criminal desalmado, papel que el cineasta se reserva para sí mismo.
Ariane (Sandrine Kiberlain) tiene muy claro lo que quiere en
la vida, pero aún más claro lo que no quiere. No quiere saber nada de hombres
que puedan distraerla de su brillante carrera profesional y aún menos desea
tener uno de esos “mocosos” también conocidos como niños. Con el tiempo se ha
convertido en una persona seca, en cierto punto amargada, de recta moral y
estricta al máximo. Pero el destino tiene sus cartas del azar preparadas para
ella… una Nochevieja loca la tiene cualquiera, más aún cuando no se está
acostumbrado a beber ni una gota de alcohol, y las consecuencias de tanto
desenfreno no tardarán en hacerse notar. La prueba de embarazo confirmará sus
peores sospechas: está embarazada y las fechas coinciden, esa Nochevieja pasó
algo con alquién que no consigue recordar.
Otra de las propuestas que tenemos es el último trabajo del director Bertrand Tavernier, Quai d'Orsay Crónicas Diplomáticas.
Cuando Arthur (Raphael Personnaz) entra a trabajar en el Ministerio de Asuntos Exteriores para redactar los discursos del ministro (Thierry Lhermitte) ignora la cantidad de escollos y complicaciones que tendrá que superar.
La película nos cuenta la relación entre el ministro francés de Asuntos Exteriores y el entusiasta novato que acaba de incorporar a su equipo de comunicación. Esta sátira de la política, de la egolatría y el egoísmo de los que ocupan puestos de poder es bastante efectiva.
París a toda costa. Imaginaos que ocurriría si la protagonista de Sexo en Nueva York tuviera orígenes marroquíes y residiera en París, y justo, en el momento más álgido de su carrera, la deportaran a su país. El impacto que le supondría regresar a un lugar extraño, junto a una familia con la que apenas ha mantenido contacto.
Maya, de origen marroquí, vive en parís desde hace 20 años. Es una it-girl de la moda. En pleno ascenso, está preparada para conseguir su primer contrato fijo como estilista en la casa de alta costura para la que trabaja. Pero un control policial rutinario en el que descubren que su permiso de estancia ha caducado, la envía en menos de 24 horas directamente a Marruecos. Vuelta al país y a la familia que quería olvidar. Choque de culturas, choque de prejuicios, Maya hará cualquier cosa por volver, literalmente cualquier cosa.
Popular, el debutante Regis Roinsard dirige una simpática y atractiva comedia romántica. Romain Duris y Deborah François interpretan los papeles principales.
Rosee Pamphile es una joven de provincias de 21 años que no se resigna a casarse con el hombre del pueblo que ha decidido su padre y, por eso, se presenta como candidata para un puesto de secretaria del jefe de seguros Louis Echard, interpretado por Romain Duris. La verdad es que Rosee no está demasiado preparada para el puesto, pero tiene una gran habilidad que le permite ser admitida en pruebas durante una semana y es, su capacidad para alcanzar gran velocidad escribiendo a máquina, y eso que, al principio, sólo utiliza cuatro dedos.
Tras un severo entrenamiento, se presenta a diversos concursos de velocidad y, mientras tanto, surge el romance...
La pareja de directores formada por Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte realizan una comedia francesa titulada El Nombre. Se inscribe en la larga tradición de comedias teatrales francesas que piden una adaptación a la gran pantalla, al estilo de La cena de los idiotas (otra comedia magnífica).
Vincent (Patrick Bruel), es un hombre al que le sientan bien los cuarenta, está pletórico y todo le sale como espera. Además, se encuentra por primera vez esperando convertirse en padre. Su hermana Elisabeth y su cuñado deciden organizar una pequeña reunión familiar y lo invitan, junto a su mujer Anna y un amigo de la infancia llamado Claude. Mientras esperan que llegue Anna, hablarán de un montón de cuestiones relacionadas con la paternidad y, entre ellas, surge un tema crucial ¿cómo se llamará el bebé?
Gracias a un encadenado de situaciones equívocas que empiezan con la clásica pregunta ¿qué nombre le pondrás a tu hijo? y degenera en todo un análisis de la amistad, la familia, la confianza y los secretos. La película funciona como un reloj, los gags y las distintas sorpresas están perfectamente calculados y nos advierten de los peligros de bromear sobre ciertos temas sin prever los desastrosos resultados.
Quiero ser italiano, dirigida por Olivier Baroux, e interpretada por Kad Merad y Valerie Benguigui.
Dino Fabrizzi, de 42 años, vive en Niza (aunque dice que ha nacido en Italia) y es un exitoso vendedor de coches. Cuando su empresa le ofrece un ascenso, su novia le propone que se casen. Dino tendrá entonces que enfrentarse a un espinoso problema: nadie sabe que es musulmán y que su nombre real es Mourad Ben Saoud, podría seguir ocultándolo, pero le ha prometido a su padre celebrar el Ramadán ese año.
En 2010, el realizador francés Pascal Chaumeil estrenaba Los Seductores que supuso toda una sorpresa para la comedia comercial francesa y que tuvo un gran éxito. Tres años más tarde, Chaumeil intentó repetir el éxito con Llévame a la luna con una explosiva pareja de protagonistas, Diane Kruger y Dany Boon
En Llévame a la luna una maldición persigue a las mujeres de la familia Lefebvre: el primer matrimonio siempre acaba en divorcio. Para evitarlo, Isabelle, decide encontrar un primer marido al azar del que poder divorciarse para luego, poder casarse con el que cree que es el amor de su vida en segundas nupcias. Ese marido al azar, Dany Boon, la hará seguirlo desde el Kilimanjaro hasta Moscú para conseguir conquistarle y casarse con él. Lógicamente la película termina como toda comedia romántica que se precie.
Intocable: Tras un accidente de parapente, Philippe, un rico aristócrata, contrata a Driss como asistente y cuidador, un joven de color procedente de un barrio de viviendas públicas que ha salido recientemente de prisión, es decir, la persona menos indicada para el trabajo.
El éxito de esta película reside sobre todo en sus dos intérpretes principales, un Driss que se come la pantalla con cada mueca, cada gracia, cada baile (brutal el baile del cumpleaños) pero al mismo tiempo esa dedicación a otra persona totalmente diferente a él, en todo, que demuestra que en la vida se pueden cometer muchos errores pero si el fondo es bueno, eso es lo único que importa.
En el otro lado, Philippe, tetrapléjico rico, que lo tiene todo pero que no tiene ni idea de vivir, tiene una hija malcriada, una relación por carta demasiado formal y una vida tan aburrida que la llegada de Driss será como un vendaval de vitalidad y esperanzas. Tiene momentos cómicos, dramáticos, pero al final, trabajando juntos consiguen salir adelante.
Un día, durante una persecución entre los granujas y la policía, Paulette tropieza con un paquete de hachís.
Ese momento marca el comienzo de este personaje desolado, infeliz, con problemas para subsistir, en el mundo del tráfico de drogas, bajo la celosa mirada de los otros camellos. la detienen, la golpean, pero sus actividades ilícitas continúan cuando, por equivocación pone hachís en el pastel que acompaña al té que ofrece a sus amigas. Comienza así un próspero negocio en el que involucra tanto como "cocineras" como "vendedoras" a sus entrañables amigas.
Espero que este repaso por las últimas comedias francesas os sea de utilidad. Ya sabéis, disfrutad con una buena película.
By Yola
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