En tan solo
quince años el intrigante Francesco
Vezzoli (1971, Brescia) se ha convertido en uno de los nombres claves del
mundo del arte. Su osadía, imaginación sin límites y sus grandes dotes de
observación recuerdan respectivamente a sus dos grandes fuentes de inspiración:
el surrealismo de Dalí y el ojo pop contemplativo/comercial de Warhol. De hecho sus proyectos artísticos, sean serigrafías con bordados, o megaespectaculos, son a primera vista bellísimas locuras. Como él los llama experimento cuasi surrealistas donde fusiona lo imposible y cuestiona todo, incluido el papel y la propia imagen de las instituciones de arte más prestigiosas, como buen affen terrible.
Mi intención es transformar radicalmente el espacio uniendo todas las disciplinas artísticas; es como un juego surrealista que seduce a la audiencia. Yo me lo paso bien y espero que el público también. Dijo en un proyecto financiado por PRADA en la que transformo el Palacio d´Lena en París en un museo efímero de 24 horas.
Tras haber experimentado con diversas formas de arte, fotografía, video, escultura, performance, el artista da la eternidad de las formas plásticas y la belleza del mármol. Nos presenta Autorretrato, donde Vezzoli toma la apariencia del emperador Adriano, que mira con amor Antinoo, su joven amante y compañero. Después de su muerte en el año 130 dC, su imagen fue tallada en mármol innumerables veces. La belleza que impregna la misma obra de Francesco Vezzoli combina con el encanto de la belleza de Antinoo y la adoración de la deidad. Vezzoli se retrata a sí mismo con las herramientas del estereotipo clásico del adorador de la belleza y la suplantación de la figura del emperador Adriano, que consume su deseo de belleza." Vezzoli recuerda a Andy Warhol y el concepto de la fama, la reproducción de una imagen hasta convertirse en culto; así en Antinoo se ha convertido en un icono de la belleza ideal,. El original y la copia se han mejorado a través de una comparación con el entorno y los restos de la magnífica residencia imperial de Villa Arianna como paraje natural de la instalación.
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