Nace una nueva editorial.
Salamandra Graphic nace con la vocación de publicar los
títulos más interesantes y representativos de una especialidad que, dentro del
mundo del cómic, aglutina los autores que aúnan una gran creatividad plástica
con una auténtica proyección literaria de sus textos. Es decir, títulos donde
tanto la imagen como la prosa tendrán una gran importancia, intentando así
acercar las novelas gráficas al más amplio público posible.
En las próximas
semanas verá la luz también el último trabajo de Igort, Cuadernos rusos
“en los que narra la Rusia contemporánea a partir del asesinato de la
periodista Anna Poltkóvskaya”. También publicarán Cosmicomic, un
albúm de divulgación realizado por científicos italianos sobre la teoría del big
bang, y Logicómix, que convierte en cómic un asunto a priori
tan poco gráfico como las matemáticas, la filosofía y su búsqueda de la verdad,
de la mano de Bertrand Russell, protagonista del álbum junto a otros
pensadores fundamentales del siglo XX.
El nuevo sello de Salamandra confirma el buen momento que vive la novela gráfica en nuestro país desde hace unos años. “Tradicionalmente Francia y el mundo anglosajón han producido y consumido mucha novela gráfica. En España antes se decía que quien leía cómics lo hacía porque en realidad no le gustaba leer, pero en los últimos años las editoriales no especializadas se han interesado por el género y poco a poco el lector literario se va acercando a él”, celebra Mejía.
Algunos autores que formarán parte del catálogo de este nuevo sello, como Manuele Fior, Nicolas Mahler, Igort, Guillaume Long, Florent Chavouet o Alfred.
El fascinante e híbrido universo del nuevo comic –novela gráfica- entre la prosa y la imagen se ha ido afianzando poco a poco en los últimos años hasta convertirse en un auténtico género literario que, estamos convencidos, puede seducir tanto a los amantes de los libros hermosos como a los aficionados a las buenas historias
Los dos primeros títulos del sello dan buena cuenta de esta línea editorial que mira con atención hacia Francia, meca del cómic europeo. Uno es Come Prima, del dibujante francés Alfred -alias de Lionel Papagalli-. El álbum, galardonado con el Fauve d'Or (premio a la mejor obra) del prestigioso Festival de Angulema, narra una intimista y emotiva historia familiar de culpa y redención. En 1959, Giovanni viaja desde Italia a Francia para buscar a su hermano mayor, Fabio, a quien no ve desde hace años. Giovanni quiere que Fabio le acompañe de nuevo a Italia, a la tierra y a la familia a la que abandonó, para esparcir juntos las cenizas de su padre, que acaba de morir. A regañadientes, Fabio acepta, y comienzan un viaje por carretera a bordo de un Fiat 500. Un viaje de vuelta a casa y hacia la memoria. A medida que avanzan por la campiña, atravesando pueblos y posadas, la historia con mayúsculas penetra en el relato -Mussolini, los camisas negras, la II Guerra Mundial...- y vamos descubriendo cuáles son las causas del distanciamiento, del rencor, de los dolorosos silencios.
Los trazos sencillos y elocuentes de Alfred, la cálida luminosidad de sus viñetas y los paisajes sinuosos, casi vangoghianos, que enmarcan la narración subrayan el carácter entrañable de la historia. En los flashbacks, Alfred opta por un estilo esquemático en tricromía idóneo para evocar un tiempo más sencillo y feliz
Otro de los primeros títulos de Salamandra Graphic es La entrevista,
de Manuele Fior. El autor italiano, afincado primero en Berlín y ahora en
París, también ostenta el Fauve d'Or de Angulema, que ganó con su anterior
novela gráfica, Cinco mil kilómetros por segundo. Colabora con cabeceras
como The New Yorker y La Repubblica, para la cual ilustró durante
un año la sección semanal de literatura dirigida por Alessandro Baricco. La obra que ahora
publica la recién nacida editorial narra una historia de ciencia ficción de
corte retrofuturista ambientada en Italia en 2048. Ovnis y poderes
telepáticos tejen una trama enigmática que sirve para indagar en las relaciones
humanas, los sentimientos universales y sus dificultades para reconocerlos
y aceptarlos.
El nuevo sello de Salamandra confirma el buen momento que vive la novela gráfica en nuestro país desde hace unos años. “Tradicionalmente Francia y el mundo anglosajón han producido y consumido mucha novela gráfica. En España antes se decía que quien leía cómics lo hacía porque en realidad no le gustaba leer, pero en los últimos años las editoriales no especializadas se han interesado por el género y poco a poco el lector literario se va acercando a él”, celebra Mejía.
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