domingo, 27 de abril de 2014

LA ANUNCIACIÓN Y LA DUDA DE JOSÉ

Siguiendo los textos bíblicos y las fotografías de DUANNE MICHAELS  sobre lo que podría ser, lo que  permite crear incertidumbre y descolocar al espectador, siempre según la imaginación de cada persona que se enfrenta a sus imágenes.
Francisco de Goya, por medio de La Anunciación de la Virgen y El Sueño de San José, nos ayuda a una nueva interpretación.

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue. (Lc 1,26-38)


El conocido oráculo de Isaías: «He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7,14), aunque no excluye  la posibilidad del embarazo virginal,  ha sido interpretado explícitamente en este sentido sólo después de la venida de Cristo.
A María se le pide que acepte una verdad jamás enunciada antes. Ella la acoge la pregunta: «¿Cómo será esto?», Respondiendo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1,35), el ángel da la inefable solución de Dios a la pregunta formulada por María
San Agustín, comentando el evangelio de la Anunciación, afirma: «El ángel anuncia, la Virgen escucha, cree y concibe»



 LA DUDA DE JOSÉ


Ante José, el ángel procede de distinta manera: la concepción virginal queda aclarada desde el principio (Mt 1. 20), pero se trata de asegurar que el Niño sea Hijo de la casa de David.

Si nos ponemos en su lugar, ¡no era para menos! Mientras María sufría en silencio, el bueno de José se debatía en medio de tremendas dudas. ¡Y pensar que él pudo haber denunciado a María por adúltera! ¡Y pensar que ella no tenía manera de probar lo sucedido!  Todo forma parte del misterio.

Con una brevedad telegráfica, San Mateo nos cuenta en diez versículos lo que ocurrió desde la concepción al nacimiento de Jesús. Llama la atención que lo que resalta de este período,  es la difícil situación en que se encontró José.

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