El mundo de la moda entra en el museo por la puerta grande de la mano de Givenchy
Admirador de
la obra de Cristóbal de Balenciaga, con quien le unía, además, una
profunda amistad, Hubert heredó de él su peculiar forma de concebir y hacer la
costura, caracterizada por la pureza de líneas y volúmenes. Esta
particular concepción lo condujo, además de a ser el pionero en diseñar una
línea de prêt-à-porter de lujo, a vestir a iconos de la talla de Jacqueline
Kennedy, Wallis Simpson, Carolina de Mónaco o Audrey
Hepburn.
Uno de los
objetivos de la exposición es, precisamente, mostrar las creaciones que el
maestro llevó a cabo para algunas de sus principales clientas. De entre ellas
destacan cuatro mujeres icónicas de la historia de la moda, que fueron,
además grandes amigas de Givenchy: la duquesa de Windsor, la
princesa Grace de Mónaco, Jacqueline Kennedy y, con mayor
incidencia, la actriz Audrey Hepburn, su musa y embajadora de la marca
desde que se conocieron en 1954.
Así pues,
muchas de las piezas de la retrospectiva forman parte de la historia del cine y
de la memoria visual del siglo XX, como el diseño que lució Jackie Kennedy
en la recepción oficial que dio el general De Gaulle, fue la primera vez que la primera dama de los
Estados Unidos lucía un vestido no creado por diseñadores americanos, previa
autorización del Congreso y Senado, durante la visita a Francia
del presidente americano o el icónico vestido negro de Audrey Hepburn en
la película Desayuno con diamante, leiv motif de nuestro blog, que Holly
lucía frente a Tyffany's.
Por si fuera
poco, la exposición también analiza la relación entre las creaciones de Hubert
y la obra de pintores como Miró, Rothko o Ernst, además de mostrarnos sus trajes de novia y
vestidos de noche más espectaculares o una de sus primeras creaciones, la blusa
Bettina, surgida de una imaginación, la de Givenchy,
adelantada a su tiempo y en total sintonía con la sensibilidad femenina. No por
casualidad su estimada Audrey Hepburn decía de él que era, "más
que un diseñador, un creador de personalidad.
El idilio entre la actriz y Hubert de Givenchy comenzó durante la película Sabrina, en la que, en un primer momento y al saber que se trataba de Audrey Hepburn, el diseñador se negó en rotundo a diseñar el vestuario de la protagonista. Como sabemos, finalmente aceptó, creando uno de los vestidos más icónicos del cine, y una amistad que duraría el resto de sus vidas. Participó en todos los proyectos solidarios de Audrey, como muestra valga el documento que nos aporta Dominique Lapierre: Audrey Hepburn, una mujer que dedicó los últimos años de su vida a luchar por los niños más necesitados, como embajadora extraordinaria de UNICEF. Gracias a ella, hemos podido poner en funcionamiento nuestras escuelas, en una de las zonas más miserables de la Bengala rural», ha señalado Lapierre.
Blusa Bettina creación de Givenchy prêt-à-porter |
La historia
de cómo el inolvidable vestido de alta costura llegó a manos de los Lapierre es
calificada por ellos mismos de auténtico «cuento de hadas». Casualmente, la
pareja coincidió con Givenchy en una cena. Al conocer sus proyectos y las
dificultades que atravesaban, el modisto no dudó en regalarles uno de los
tres modelos que diseñó para el famoso largometraje. De los dos restantes,
uno se encuentra en el Museo del Traje de Madrid, y el otro pertenece al hijo
de la artista.
Lo
importante es que el vestido que la intérprete llevaba al salir de un taxi
frente a la joyería Tiffany's, diseñado por Hubert de Givenchy, ha permitido
reconstruir las escuelas de los Lapierre dañadas por las inundaciones
registradas en Bengala y que contribuirá a poner en marcha otras 10 más.
.Para Clara y Almudena
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