Gran parte de la obra de Jeff Koons ofrece un vasto y
poderoso telón de fondo contra el que se puede jugar, una y otra vez, nuestra
resistencia obstinada a aceptar el atributo humano más fundamental, a saber,
nuestra libido. Esta energía sexual, que constituye los impulsos
fundamentales de la mayoría de nuestros patrones de comportamiento y ofrece el
tema predominante de la mayor parte de las obras de Koons.
Un año antes del final de su vida, Sigmund Freud en una
conferencia sombre la ansiedad y el psicoanálisis se estaba anticipando a la
obra de Koons al afirmar que: "Los
instintos sexuales son perceptibles a nosotros para su plasticidad, su
capacidad para alterar sus objetivos, su sustituibilidad, que admite una
satisfacción instintiva siendo reemplazado por otro.
Como el propio Freud señaló, el psicoanálisis tiene más
que ver con la filosofía de Platón que con cualquier tipo de película
pornográfica. Así hace Koons en su Antiquity
Series, ya que se remonta, de alguna manera, a nuestros deseos más íntimos.
De ahí el interés del artista en los últimos tiempos en la
antigüedad. Eros y Afrodita son su fuente de inspiración.
Estas obras, concebidas por Koons y ejecutados con la ayuda de asistentes de estudio, se hacen eco de la propia fuerza, técnica basada en el collage digital compuesto El poder fascinante de las pinturas de Koons, constantemente oscilan entre dos tiempos, representados por dos capas, la pintura al óleo de fondo y el primer plano "dibujo" son arreglos de estatuas y esculturas de todas las épocas de la humanidad. Así vemos la Afrodita de Praxítiles, la Venus del Capitolio, El toro Farnesio o El rapto de las hijas de Leucipo de Rubens. La forma en que Koons saca de su estado de referencias y alinea los elementos para que cada lienzo se transforme en una pintura singular se asemeja a una doble imagen visual. Cada una de sus Antiquity tiene sus propios elementos únicos, así como los elementos compartidos con otras obras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario