Del 4 febrero 2014 al 18 mayo 2014
. Museo Thyssen-Bornemisza (MADRID)
Es la primera retrospectiva de Cézanne en España en treinta años, desde la exposición del MEAC de 1984.
La muestra incluye 58 pinturas del artista
‐49 óleos y 9 acuarelas‐ muchas inéditas en nuestro país, que se expondrán junto a 9 obras de otros artistas como Pissarro, Gauguin o Bernard.
El género dominante en la obra de Cézanne es el paisaje, que comprende la mitad de su producción total y que el pintor, como sus compañeros impresionistas, identifica con la práctica de la pintura al aire libre. Pero, a diferencia de los impresionistas, Cézanne otorga también una importancia decisiva a un género propio del taller: la naturaleza muerta. A lo largo de toda su carrera, cultiva paralelamente el paisaje y la naturaleza muerta, que encarnan respectivamente el encuentro directo con la naturaleza y el laboratorio de la composición. El subtítulo de la exposición, site / non‐site, tomado del artista y teórico Rober Smith, alude a esa dialéctica entre exterior e interior, entre la pintura al aire libre y el trabajo
« Impresionismo, ¿qué significa? Es la mezcla óptica de los colores … que se desglosan en el lienzo y se vuelven a montar por el ojo. »
Considerado como
“padre del arte moderno”, precursor del Cubismo, Cézanne apostó por recuperar
lo que con el Impresionismo se estaba perdiendo; forma y color son
inseparables. Hay que volver a estudiar las formas de los objetos y creer en
sus colores básicos, consistentes, que crean volúmenes por sí solos utilizando
pinceladas geométricas. Nada de lo que aparece en sus cuadros es casual, todo
ha sido meditado concienzudamente.
« El dibujo y el color no son diferentes, a medida que se
pinta se va dibujando. »
Cézanne analiza los objetos y recupera sus formas básicas;
círculos, óvalos, conos, triángulos…. que son modeladas con el color y
pinceladas cortas. Una manzana es una esfera y la tela está compuesta de la
unión de varias formas geométricas principales, y a su vez formado por otras
más pequeñas. El orden de los objetos es fundamental para conseguir la
composición perfecta del espacio, y la luz, que aún conserva de su etapa
impresionista, realza su presencia. Las formas no cambian dependiendo de la luz
que les de, son siempre iguales.
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