UN FESTÍN PARA LOS SENTIDOS
Giuseppe
Arcimboldo se inscribe, en el manierismo italiano. Sin embargo, sus obras han
destacado por ostentar con gracia un estilo auténtico y sin precedentes, que
incluso influyó varios siglos después en la obra de pintores como Salvador Dalí
y Pablo Picasso.
La idea de Arcimboldo
les pareció genial a los Habsburgo, que le animaron a a seguir pintando
estas rarezas y fueron su canal de difusión. La monarquía solicitaba estos
cuadros al pintor porque los utilizaban, dada la admiración que despertaban,
como regalos muy especiales a miembros de la familia real y a altos
funcionarios
El rasgo principal de los cuadros que realiza Arcimboldo es que a
distancia adecuada el espectador puede reconocer un rostro humano, pero al
acercarse se descubre que la piel, los cabellos o el ropaje están compuestos
por un sinfín de objetos y seres meticulosamente pintados.
Una variante de estos cuadros, y quizás la máxima expresión
de la originalidad y del reto pictórico que se planteaba con estos cuadros Arcimboldo, son los
retratos invertidos. Están compuestos para ser observados derechos y al revés y
debían tener sentido en las dos posiciones. Un cuenco de hortalizas se transforma al
girarlo 180º en un retrato de un hombre de gruesos mofletes y de mirada
vivaracha
HOMENAJE A ARCIMBOLDO |
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