El reciente triunfo
en Grecia de Alexis Tsipras, da paso en la nueva politica a que un nuevo
tipo de estilo entre el poder, aunque parece solamente simbólico el no uso de
la corbata es un golpes de efecto bien
estudiado y con sentido pragmático Se puede decir también que es el primer
Gobierno occidental sin corbatas. Igual que Tsipras en la víspera, casi ninguno
de sus ministros la llevaba r en la
ceremonia de toma del poder y la mayoría juraron con la fórmula civil. No obstante,
pese a los aires de cambio, no hay ninguna mujer. La estética Podemos llega al poder suprimiendo la
prenda de vestir que lo simboliza.
El ministro de Economía,
Yanis Varoufakis, ha dado mucho que
hablar (como no podía ser de otra manera) con sus modos un poco chulecos de
estrella del rock se ha metido en el bolsillo a gran parte de la población
griega, sobretodo la femenina, aunque no así a los miembros de la troicka comunitaria,
se movió como pez en el agua durante la
reunión que mantuvo con su homólogo británico, el conservador George Osborne,
en la residencia oficial de este último en Downing Street, uno con su impecable
estilo Oxford y el otro con camisa azul metálico, los faldones por fuera muy en
estilo de la nueva estética podemos..
El por qué los "poderosos" prefieren hacer uso de ella es bastante obvio, ya que lleva el mensaje implícito de estar muy por encima de los demás y por tanto el portador de la prenda es alguien a quién se debe respetar y hasta incluso obedecer.
Según Patricia Centeno autora del libro “Política y Moda”, en algunas ocasiones, pueden relevar un estatus económico. Esta circunstancia puede resultar peligrosa, porque en algunos ambientes puede considerarse como ostentatorio. Los portadores de corbata siguen representando la élite económica, política y social
A pesar de que esta prenda es, desde finales del siglo XIX, un básico del uniforme masculino, históricamente ha contado con grandes defensores que la han considerado un símbolo de masculinidad (hay incluso quien ve en ella un símbolo fálico...) y enconados detractores que han criticado su total inutilidad. Pero lo cierto es que en su origen, sí tuvo un por qué.
Las primitivas corbatas (cuya paternidad debemos a los mercenarios croatas que servían al rey francés Luis XIV, que enrollaba en la parte superior de sus camisas unos trozos de tela de colores) fueron muy bien acogidas por los franceses porque sustituían a los almidonados e incómodos cuellos de encaje que padecían los caballeros hasta mediados del s. XVII.
La corbata que conocemos hoy, que nació en los años 20 y es significativamente más sencilla que la que se lucía hasta entonces, se asocia con un estilo clásico y conservador, parece que conserva su puesto en los armarios masculinos por su valor estético, su asociación con la elegancia y el protocolo y, sobre todo, por su gran fuerza simbólica (aporta credibilidad, poder, prestigio...).
Hoy día casi todas las corbatas terminan en un corte angular. ¿Por qué? Parece ser que esto se debe a unos estudiantes ingleses que estaban en un colegio de élite. Cansados de la típica represión inglesa de la época se les ocurrió que ya que llevaban esta prenda como parte obligatoria del uniforme escolar. ¿Por qué no sacarle partido burlándose de ella? Así que observando su parecido con el sexo masculino se les ocurrió la broma pesada de recortar con unas tijeras todas las corbatas y hacerle una punta haciendo que el parecido con el pene fuera mayor.
En cualquier caso, la corbata también logró conquistar el mundo a base de marcar diferencias entre unos y otros y convertirse en el símbolo de lo que querían alcanzar quienes estaban en la base de la pirámide social: formaba parte del uniforme de los colegios privados, era la clave para entrar en los restaurantes más exclusivos, la lucían quienes no realizaban trabajos físicos…
A pesar de tantos
ataques, la corbata salió victoriosa y entró en el siglo XXI atada sobre todo
al cuello de los mandamases del sector político y financiero, donde casi nadie
se atreve aún a discutir su presencia. Pero cada vez más voces cuestionan su
reinado y estamos asistiendo a un rebrote del movimiento de contestación a la
corbata "Es evidente que se está apoderando del hombre, incluso de los que
ocupan las altas esferas, una relajación en el vestir y una mayor informalidad
que es bien vista por la sociedad", reconoce Patricia Centyno .Los
movimientos populares como el eje bolivariano
o los recientes casos Podemos o
griegos "Los ataques más fundados contra la corbata siempre se han basado
en su nula utilidad",
La corbata es quizá
la prenda con mayor valor simbólico (trasmite jerarquía, orden, seguridad,
seriedad...) y eso asegura su supervivencia. Así que sus detractores decidieron
utilizar ese argumento para acabar con ella. Como en Irán, donde el sentimiento
anticorbata creció gracias a la campaña que sus líderes políticos realizaron
para denunciar que el complemento era un símbolo de la opresión occidental que,
en nombre de la identidad nacional, no debía usarse. El mensaje caló tanto que
hoy la mayoría de ejecutivos iraníes visten elegantes trajes occidentales, pero
sin la dichosa prenda.
El mismo argumento
se ha utilizado en Sudamérica, donde muchos líderes han sido noticia por
prescindir de la polémica prenda en sus viajes oficiales a países encorbatados.
Lo fue los representantes del Eje Bolivariano como Evo Morales, por lucir un jersey en su
recepción con el rey de España.
Los expertos están convencido de que, para que en Occidente se
extendiese esa teoría de la liberación de la corbata su no uso tendría que
institucionalizarse políticamente: "Si el próximo presidente de Estados
Unidos jurase su cargo sin ella, sería más fácil que empezáramos a relegarla al
fondo del armario. De hecho, torres más altas han caído. En su día, John
Kennedy fue el primer presidente en ser proclamado sin llevar su sombrero en la
mano y aquello fue el principio del fin de esta prenda".
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