1. Coloca el corcho correctamente:
La primera regla para la preservación de su vino es reemplazar el corcho correctamente. Mientras que el lado “limpio” puede parecer más fácil de encajar en la botella, es mejor no hacerlo. El lado manchado ya ha sido expuesto al vino, y tiene sus aromas. El lado “limpio” puede no ser tan limpio, y puede echar a perder lo que tienes pensado beber en un día o dos.
2. Usa medias botellas:
El aire aplana el vino, disminuyendo sus sabores y aromas. Para reducir al mínimo la exposición al aire, viene bien utilizar un embudo para verter el vino restante en una media botella con tapón de rosca. Incluso si hay un poco de aire en la parte superior, será mucho menor que en una botella regular.
3. Refrigera el vino:
Es alucinante cuánta gente deja la botella de vino en una mesa tras volver a ponerle el corcho, cosa que no harían con la comida. El frío no va a evitar que el vino se deteriore, pero retardará el proceso de manera significativa.
4. No lo “abras”:
Si nos estamos refiriendo a marcas de vino de gama alta puede ser el momento para un dispensador de vino con nitrógeno, con el que servir sus mejores vinos en optimas condiciones desde la primera hasta la ultima copa sin necesidad de consumir la botella completa que podrá mantener en perfectas condiciones entre 2 y 4 semanas sin merma alguna de las propiedades del vino en cuestión. El sistema consiste en sustituir el oxígeno por gas inerte (nitrógeno), consiguiendo de este modo que no se produzca ningún cambio en el vino, aunque la botella esté abierta.
Una solución más económica y al alcance de cualquier bolsillo y que debería poseer todo aficionado al vino es un simple Vacu Vin.
5. Termina la botella:
Teniendo en cuenta que de una botella de vino apenas salen 6 buenas copas, y que la Organización Mundial de la Salud recomienda un par de copas de vino al día como medida cardiosaludable, si la compañía es agradable y la comida va bien con el vino, la mejor solución es acabarse la botella.
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