En tiempos antiguos no quedaba más remedio que acudir al campo de batalla para lograr una observación directa de un héroe. Luego la literatura se encargó de ensalzar, con mejor o peor pluma las gestas. Hoy bastan, para la misma experiencia, los deportes colectivos y el periodismo, y en primera línea en la zona geográfico-cultural donde vivimos: el futbol. Su poder simbólico es enorme. Al fin de cuenta un partido consiste en la escenificación de una batalla de acuerdos a unas reglas determinadas, todo ello dirigido por un juez. Sentido, componente, lenguaje; todo es bélico. Aquí la defensa, ahí el ataque y en ambos la estrategia. A un lado el vencedor, al otro el derrotado, todo ello se dirime en un campo de batalla bien definidos los equipos y bien uniformados. En medio las banderas, los vítores, la aclamación del héroe, dos estrategias, un desenlace y un trofeo, que recoge el capitán del equipo vencedor. Para la afición supone un antídoto contra su día a día y sus frustraciones, un acto de pertenencia al grupo “hemos ganado”, un trago de patriotismo. Hoy júbilo, mañana llantos.
viernes, 6 de junio de 2014
¿QUÉ ES EL FUTBOL?
En tiempos antiguos no quedaba más remedio que acudir al campo de batalla para lograr una observación directa de un héroe. Luego la literatura se encargó de ensalzar, con mejor o peor pluma las gestas. Hoy bastan, para la misma experiencia, los deportes colectivos y el periodismo, y en primera línea en la zona geográfico-cultural donde vivimos: el futbol. Su poder simbólico es enorme. Al fin de cuenta un partido consiste en la escenificación de una batalla de acuerdos a unas reglas determinadas, todo ello dirigido por un juez. Sentido, componente, lenguaje; todo es bélico. Aquí la defensa, ahí el ataque y en ambos la estrategia. A un lado el vencedor, al otro el derrotado, todo ello se dirime en un campo de batalla bien definidos los equipos y bien uniformados. En medio las banderas, los vítores, la aclamación del héroe, dos estrategias, un desenlace y un trofeo, que recoge el capitán del equipo vencedor. Para la afición supone un antídoto contra su día a día y sus frustraciones, un acto de pertenencia al grupo “hemos ganado”, un trago de patriotismo. Hoy júbilo, mañana llantos.
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